El ajo producido por el gigante asiático es un fuerte competidor del ajo 100% español
Que China es un país-fábrica, productor en masa de todo lo que se le ponga por delante, es un hecho. Y cualquier otro país que intente luchar contra la competitividad china a nivel de precios, lo tiene difícil. Por eso, solo queda plantarles cara con una mayor calidad o un mejor diseño. En España, la irrupción del ajo importado de China también ha supuesto un desafío para los productores de nuestro país.
Las variedades tradicionales de ajo español son el morado, de Castilla La Mancha, y el blanco, de Castilla y León y Andalucía. Fue en 2002 cuando empezaron a importarse grandes cantidades de ajo chino en España. Mucho más barato, a 50 céntimos el kilo, frente a los 2-3 euros de las variedades españolas. Esta diferencia abismal es debida principalmente a los bajos salarios chinos y a la mayor productividad. A día de hoy, China es el mayor productor del mundo, con más de 20 millones de toneladas en 2016. España se sitúa en décimo lugar, con algo más de 170.000 toneladas.
A nivel europeo, España es el primer productor, y exporta a países como Alemania, Reino Unido, Francia, Portugal, Italia, Brasil o Marruecos.
Ante esta problemática, los productores españoles comenzaron a cultivar ajo procedente de China. Y comprobaron que, en efecto, tiene una productividad mucho mayor que el español. Sin embargo, la calidad del cultivado en España no deja lugar a dudas: salimos ganando.
Así puedes diferenciar el producto chino del español:
- Chino. Piel blanca. Cabeza grande y achatada. Intensidad de picante baja. Poco fiable sanitariamente. Calidad y conservación media-baja.
- Español morado. Piel morada. Cabeza mediana y redondeada. Sabor, aroma y picor intensos. Mayor contenido en alicina y garantías higiénico-sanitarias.
Ya sabes, ante la duda, ¡elige siempre ajo español!